ERE y ERTE: definición y diferencias
¿Qué es un ERE?
Un ERE (Expediente de Regulación de Empleo) es un proceso que tiene como objetivo la reorganización o reestructuración de una empresa. En él se establecen las medidas necesarias para llevar a cabo una reducción de plantilla y una reorganización productiva que permita la viabilidad de la empresa. Por ello, los trabajadores afectados por un ERE pueden quedar desempleados o ver modificadas sus condiciones laborales.
¿Qué es un ERTE?
Un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) es un proceso que permite a una empresa suspender temporalmente los contratos de trabajo de sus empleados por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción. Durante el tiempo que dura el ERTE, los trabajadores afectados por él no prestan servicios a la empresa pero siguen legalmente vinculados a ella. Una vez finalizado el ERTE, los trabajadores deberán reincorporarse a sus puestos de trabajo.
Principales diferencias entre ERE y ERTE
- El ERE se utiliza para llevar a cabo una reorganización permanente de la empresa, mientras que el ERTE es una medida temporal.
- El ERE tiene como objetivo reducir la plantilla de la empresa, mientras que el ERTE busca la suspensión temporal de los contratos de trabajo.
- El ERE afecta a trabajadores concretos, mientras que el ERTE puede afectar a toda la plantilla o a una parte de ella.
- El ERE se tramita en el Ministerio de Trabajo y el ERTE en la autoridad laboral competente de cada comunidad autónoma.
- El ERE puede tener consecuencias más drásticas para los trabajadores, ya que pueden quedar desempleados o ver modificadas sus condiciones laborales de forma permanente, mientras que en el ERTE se trata de una suspensión temporal del contrato de trabajo.
Conclusiones
En resumen, tanto el ERE como el ERTE son herramientas legales que permiten a las empresas reorganizarse ante situaciones de crisis o cambios en el mercado. Sin embargo, es importante tener en cuenta las diferencias entre ambos y las posibles consecuencias para los trabajadores afectados por ellos. Por ello, es fundamental que las empresas y los sindicatos negocien de forma equilibrada y justa las medidas necesarias para garantizar la viabilidad de la empresa sin perjudicar a los trabajadores.